Desde sus inicios en El Raicito, hasta la creación de la sede de La Florida, la Escuela Carlos Soublette ha pasado por una transformación constante, fruto del esfuerzo de los que aquí trabajamos y estudiamos, y de las comunidades de este amplio sector, porque ellas también crecieron junto con la escuela.
Pero se debe destacar la participación de las docentes Justiniana Pérez e Isabel Morán de Sánchez, porque desde 1962, cuando el aula principal era la sala de una humilde casa, trabajaron sin desmayo junto con un grupo reducido de alumnos. Porque estas docentes alcanzaron, a través de la autogestión y el trabajo colectivo, la mejora de la escuela; casa de estudios que hoy cuenta con una infraestructura más amplia, y rica en recursos tanto tecnológicos como
educativos: CBIT, Biblioteca; y especialistas de las distintas áreas del saber, dedicados a la
orientación intelectual y artísticas de los niños y niñas.
Con una matricula de 580 niños, la escuela consigue la meta de Isabel Morán de Sánchez, quien durante la primera edición del periódico Visión Escolar, en 1999, expresó que se necesitaba una nueva sede para que los niños y jóvenes tuviesen “la oportunidad de aprender haciendo a través de talleres”.
Hoy, ese sueño se ha hecho realidad gracias a la gestión del Gobierno bolivariano, y a las ideas educativas robinsonianas que se están desarrollando y debatiendo en escuelas como la Carlos Soublette.
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